Visita Canónica 2016

Sor Silvia Boullosa – Consejera visitadora

Nació en Montevideo (Uruguay) el 6 de marzo de 1963. En familia tiene un hermano gemelo y esto le hace decir que ella “aprendió la vida comunitaria desde el vientre materno”. Desde pequeña conoce a las FMA y de ellas recibe la formación religiosa. Entusiasta del carisma salesiano, pronto entra a formar parte del Movimiento Juvenil Salesiano y llega a ser animadora. En este contexto sintió la llamada del Señor a seguirlo más de cerca. Hizo su primera profesión religiosa en Villa Colón (Uruguay) el 24 de enero 1985. 

Estudia Magisterio y es maestra cinco años, durante los cuales anima la pastoral escolar y también trabaja en el oratorio. Se entrega con especial atención a la promoción de las mujeres pobres y sigue de cerca y apasionadamente a los jóvenes en situaciones de dificultad y peligro. Completa su preparación de Formadora y durante diez años acompaña diversas etapas de las jóvenes que sienten la llamada a la vida consagrada como FMA: aspirantes, postulantes y junioras. 

Anima con la comunidad, la parroquia “San Lorenzo” de Montevideo, entregada a las FMA por el Arzobispo, una parroquia animada por religiosas durante 35 años. Durante este período tiene la responsabilidad de la dirección del Centro de Educación no formal, es miembro del equipo provincial y está a cargo de las obras sociales de la Familia Salesiana. Después es animadora de comunidad, Consejera y Vicaria inspectorial. Desde el 2007 fue Inspectora de la Inspectoría Inmaculada Concepción de Uruguay y Presidenta de la Conferencia Interinspectorial del Cono Sur (CICSAL). 

En el 2008 participó en el Capítulo General XXII, por primera vez. Elegida por la asamblea como Consejera Visitadora, Sor Silvia acepta el mandato y cita las palabras de Madre Mazzarello, recordando el valor que infundía a sus hermanas que partían por primera vez a tierra de misión, precisamente a Uruguay. Y dijo: “Confío en la ayuda de Dios y os lo agradezco a todas. Y también a mis hermanas Uruguay, la tierra donde llegaron las primeras misioneras, digo: ánimo”. 

Durante el Capítulo General XXIII, se le pide prorrogar el mandato de Consejera Visitadora por otros seis años, y Sor Silvia responde a la Madre: “Con renovado corazón, confío en nuestros santos, en María, en las oraciones de todas vosotras para ser siempre nueva, para crecer en la comunión, para ir al corazón de las periferias. ¡Acepto!”.

Las Visitadoras

Las Constituciones afirman que “la Superiora General visitará el Instituto personalmente o por medio de las Consejeras Generales” y precisan las finalidades de la Visita Canónica:

  • consolidar el vínculo de la caridad
  • potenciar el compromiso de fidelidad a las Constituciones
  • favorecer el incremento de las obras como respuesta a las exigencias locales con el espíritu de Don Bosco y de Madre Mazzarello.

Subrayan la importancia de los encuentros personales y comunitarios a vivir en un clima de espontaneidad de relaciones para un diálogo abierto y constructivo (cf. C 120). Confían a las Consejeras Visitadoras tareas específicas:

  • promover una relación constructiva y continua entre las Inspectorías y la Superiora General y su Consejo y una válida colaboración entre las varias comunidades inspectoriales
  • ofrecer al Consejo General un mejor conocimiento de las Hermanas y de los lugares en los que se desarrolla nuestra misión
  • potenciar la acción apostólica de nuestro Instituto
  • valorar las varias culturas (cf. C 132).

El Capítulo General XXII ha confirmado y ampliado la interpretación práctica dada por el CG XXI a estos artículos y ha manifestado las actitudes que la Consejera Visitadora tendría que asumir:

  • escucha de las personas, como hermana entre las hermanas
  • apertura a las distintas culturas para acompañar caminos y procesos en vistas a la unidad vocacional, con la calidad de la presencia educativa y con la inculturación del carisma
  • compromiso para adquirir un conocimiento adecuado de las realidades a visitar
  • diálogo con la Inspectora y su Consejo para preparar, planificar, verificar la visita y estudiar la forma para asegurar su continuidad
  • cotejo con las Consejeras de los ámbitos y con las Consejeras Visitadoras de la misma Conferencia interinspectorial para una animación coordinada y convergente.

El Capítulo ha subrayado sobre todo la necesidad de que las Consejeras Visitadoras sean una referencia estable para las Conferencias interinspectoriales de forma que:

  • acompañen los caminos de las Conferencias
  • favorezcan una comparación más sistemática
  • propongan ideas de reflexión para el intercambio de las Hermanas entre las Inspectorías
  • potencien caminos de solidaridad y de red (cf. Actas CG XXII nº 45).

La Visita canónica es, pues, una experiencia significativa de animación del Instituto que se lleva a cabo con el espíritu de familia y con la lógica de la coordinación para la comunión.

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